El barco se hunde. Sí, el estado español se hunde sin remedio según los bancos, según los mercados (distinto nombre para la misma cosa). Hay que apretarse el cinturón. Hay que reducir el déficit, e incluir esto, junto con el compromiso de pagar primero los Bonos del Estado, en la Constitución Española, que poco a poco se hace neoliberal.
Hay que reducir el gasto, entrar en cintura y obligar por ley a que eso sea así y rebajar hasta casi la asfixia los servicios públicos elementales porque no hay dinero. Sin embargo, tenemos que rescatar ¡otra vez! a la banca, culpable de esta crisis, y de su agravamiento.
El pirata bancario ha vuelto a hacer de las suyas. No se conforma con ser el origen de esta crisis, sino que necesita seguir ahondando en la herida. Pide recortes presupuestarios al tiempo que exige más dinero. Claro, ganan con el cambio: sacan mucho más reinvirtiendo el dinero que les presta el Estado que lo que les cuesta pagar los irrisorios intereses a los que España les deja el dinero.
Hemos de reconocer que son listos. Son los piratas que lanzan cañonazos a nuestros barcos y nos roban la mercancía para quitar lastre y mantener la línea de flotación, de un barco cada vez más frágil.
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